Cada año, el 8 de febrero, la Iglesia Católica de todo el mundo celebra la Jornada Mundial de Oración y Reflexión contra la Trata de Personas. El tema elegido para este año es “Caminar por la dignidad”, a través del cual los fieles están llamados a reconocer los procesos que conducen a la explotación de las personas, a descubrir los caminos cotidianos de su búsqueda de libertad y dignidad, a promover acciones contra la trata y a construir una cultura del encuentro.
La esclavitud, en todas sus feas formas, ha sido parte de la historia humana desde la antigüedad. Trágicamente, ese sigue siendo el caso, con la excepción de que por primera vez en la historia hay un movimiento global para erradicarla.
Las Naciones Unidas han participado en la lucha contra lo que denominan “trata de personas” (tráfico de humanos) y, más globalmente, “formas contemporáneas de esclavitud”. Aunque la maldad de la trata de personas es algo claro para la mayoría de las personas, por muchas razones, como las complejidades del derecho internacional y la increíble variedad de formas que asume, la trata puede ser muy compleja. Aunque el público en general tiende a estar familiarizado con que hay mujeres y niñas secuestradas y forzadas al comercio sexual, esa es solo una de las muchas formas de trata de personas y, a menudo, cada forma es tratada de manera diferente ante la ley. Por lo tanto, aunque problema es claro, también tiene matices. Las personas involucradas en la promoción y en el intento de erradicar la trata de personas a menudo tienen que centrarse en muchas cuestiones legales diferentes y relativamente limitadas.
El alcance de la trata de personas es asombroso. El Informe Mundial de las Naciones Unidas sobre la Trata de Personas un informe detallado sobre la trata de personas en todas sus formas. Entre otros indicios, el informe muestra un aumento de la trata de niños. En los últimos años, se han producido los siguientes cambios en la población de víctimas de la trata: mujeres, del 74% al 42%; las niñas, del 10% al 18%; los hombres, del 13% al 23%, y los niños, del 3% al 17%. Aunque la mayor parte de esta actividad es para el comercio sexual, una cantidad considerable también es para el trabajo forzado.
Estas estadísticas son importantes y, de hecho, cruciales; también pueden ser adormecedoras. Es por eso que la Jornada Mundial de Oración y Reflexión contra la Trata de Personas de la iglesia es tan importante. Este día promueve varias cosas que son significativas, centrándose en todo el fenómeno en toda su complejidad. Sin embargo, el énfasis principal del día está menos en las estrategias involucradas que en la humanidad de las personas afectadas por la trata.
Una Jornada de Oración y Reflexión también nos recuerda que, si bien la trata de personas es un problema legal nacional e internacional, en sus raíces es un problema humano. Es un crimen terrible y, para las personas de fe, también es un pecado y un desafío. Como creyentes, cada una de nuestras tradiciones religiosas nos llama a luchar por la justicia y a abogar por los marginados y oprimidos.
La trata de personas es una cuestión jurídica internacional y una emergencia humanitaria. Hoy, la iglesia nos recuerda cómo es un desafío profundamente moral y espiritual.
Un fraile franciscano de la Expiación, el Padre Elias D. Mallon es asistente especial del presidente de CNEWA-Misión Pontificia.