CIUDAD DEL VATICANO (CNS) – Los cristianos deben tener fe en que Dios traerá la paz a Ucrania, Etiopía, Siria y otras partes del mundo que sufren de violencia, incluso si, por ahora, “todo parece ir en la dirección contraria”, dijo el papa Francisco.
“No dejemos de orar, de ayunar, de ayudar, de trabajar para que los caminos de la paz encuentren un lugar en la selva de los conflictos”, dijo el Papa el 23 de junio durante una reunión con una coalición vaticana de agencias de financiación, conocida como ROACO por sus siglas en italiano.
Coordinado por el Dicasterio para las Iglesias Orientales, ROACO (Reunión de Obras de Ayuda a las Iglesias Orientales) ayuda a las iglesias de rito oriental en todo el mundo, así como a la iglesia de rito latino en el norte de África y en el Oriente Medio. Las agencias incluyen la Asociación Católica para el Bienestar del Cercano Oriente (CNEWA) y Catholic Relief Services, con sede en los Estados Unidos, así como Ayuda a la Iglesia Necesitada, Caritas Internationalis y caridades católicas en Alemania, Francia, Austria, Suiza, Italia, Bélgica y los Países Bajos.
El Cardenal Leonardo Sandri, prefecto del dicasterio, dijo al Papa que las agencias provienen de “países desafiados por la secularización, por la crisis de fe y vocaciones, con algunos escándalos del pasado y del presente, pero también por discusiones y polarización incluso dentro de las iglesias y comunidades cristianas”.
Sin embargo, dijo, todavía experimentan la generosidad de los católicos y el deseo de ayudar a los demás arrojando “las redes de caridad en las profundidades de la desolación de los países e iglesias que seguimos”.
El Papa Francisco instó a los miembros de ROACO a seguir “manteniendo el icono del buen samaritano delante de vuestros ojos” al ver a las personas necesitadas y responder al llamado a responder, especialmente, a la crisis en la región de Tigray de Etiopía y a “la amada y martirizada Ucrania”.
En la invasión rusa y el continuo bombardeo de Ucrania, dijo, “se ha vuelto al drama de Caín y Abel; se ha desencadenado una violencia que destruye la vida, una violencia luciferina, diabólica, ante la cual nosotros creyentes estamos llamados a reaccionar con la fuerza de la oración, con la ayuda concreta de la caridad, con cada medio cristiano para que las armas dejen lugar a las negociaciones”.
“Quiero daros las gracias por contribuir a llevar la caricia de la Iglesia y del Papa a Ucrania y a los países donde han sido acogidos los refugiados”, dijo.
“En la fe, sabemos que las alturas de la soberbia y la idolatría humana serán disminuidas, y los valles de desolación y lágrimas colmados”, dijo el Papa, “pero también quisiéramos que se cumpla pronto la profecía de paz de Isaías: que un pueblo no alce más la mano contra otro pueblo, que las espadas se conviertan en arados y las lanzas en hoces”.
“En cambio, todo parece ir en la dirección opuesta: la comida disminuye y el fragor de las armas aumenta”, dijo.
Pero, trabajando juntos, dijo el Papa, los católicos pueden marcar una diferencia como lo está haciendo ROACO en Siria, Irak y Líbano, donde los proyectos caritativos pueden ser “gotas en el océano de la necesidad”, pero esa gota es esencial mientras se empuja a la comunidad internacional y las autoridades locales a encontrar soluciones duraderas.