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Hermanas Maronitas: Ofreciendo Atención de Salud Guiadas por el Evangelio

Nota del Director: A principios de este verano, CNEWA recibió dos subvenciones, incluida una por $925.000 de un miembro de la Sociedad de Cristianos de Tierra Santa, para apoyar a cinco hospitales católicos en el Líbano. Combinada con una donación de $300.000 de un benefactor que desea permanecer en el anonimato, las subvenciones cubrirán los salarios de 1.093 doctores y enfermeras durante un período de 12 meses en el Hospital Geitaoui en el corazón de Beirut; el Hospital de las Hermanas del Rosario; el Hospital San José en Dora; el Hospital Tel Chiha en Zahleh; y el Centro Hospitalario de Bhannes en Dahr el Sawan, cerca de Beirut. Las subvenciones proveen estabilidad momentánea a instituciones cuyos recursos se han agotado peligrosamente desde el colapso de la economía del Líbano. Nuestro artículo de hoy sobre el hospital de Gaitaoui es parte de una serie de cinco artículos sobre cada una de estas instalaciones.

En el centro de Beirut se alza el Hospital Libanés Geitaoui, uno de los hospitales más antiguos del país. El Rev. Joseph Selwan Geitaoui, un sacerdote católico maronita fundó este centro en 1927 con el objetivo de servir a la población más empobrecida y destituida.

A fines de la década de 1920, la población libanesa se recuperaba de las cicatrices de la Primera Guerra Mundial, 1914-1918, y la Gran Hambruna del Monte Líbano entre 1915 y 1918. 

La administración del hospital recayó en manos de la Congregación de las Hermanas Maronitas de la Sagrada Familia establecida en 1895. Hoy en día, la congregación continúa administrando y sirviendo el hospital siguiendo los valores del Evangelio.

Fuente de agua en la entrada principal del Hospital Libanés Geitaoui en Beirut
Fuente de agua en la entrada principal del Hospital Libanés Geitaoui en Beirut. El hospital se vio obligado a cerrar después de la explosión del puerto de Beirut el 4 de agosto de 2020. (foto: Cortesía del Hospital Libanés Geitaoui-UMC)

Este hospital multidisciplinario está registrado como centro religioso sin fines de lucro, y es uno de los cinco hospitales más grandes del Líbano. Tiene una capacidad de 260 camas y cada año recibe 20.000 pacientes internos y 50.000 pacientes externos. Sus puertas están abiertas a todas las personas, sin consideraciones por motivo de raza, clase o religión.

Durante la Guerra Civil Libanesa (1975-1990), el Hospital Libanés Geitaoui se vio forzado a cerrar sus puertas tras los daños que recibió durante los bombardeos. La segunda vez que tuvo que cerrar fue el pasado 4 de agosto de 2020; el día en que la explosión del puerto de Beirut devastó la capital libanesa, siendo Geitaoui uno de los vecindarios más afectados dada su proximidad al puerto. Aunque ofreció asistencia de emergencia después de la explosión, el hospital tuvo que suspender sus servicios por dos meses. El costo de la reconstrucción y reparación de las instalaciones hospitalarias se elevó a siete millones de dólares.

La trayectoria del hospital está marcada por su liderazgo médico, tanto a nivel nacional como regional. En 1992 inauguraron un centro pionero para tratar quemaduras graves, que, hasta el día de hoy, continúa siendo uno de los pocos centros especializados en atención a quemados graves en todo Oriente Medio. También fue el primer centro en instalar un equipo de hemodiálisis en 1969; un centro de tomografía computarizada en 1981, y una unidad de cateterización cardiaca para neonatología y pediatría establecida en 1996. 

El hospital se distingue por sus avanzados servicios en los campos de neurofisiología, neurocirugía, cirugía cardiaca y torácica, y por su departamento de gastroenterología. La cirugía mínimo-invasiva, cirugía ortopédica, el centro de diálisis y el departamento de urología también destacan. El hospital también cuenta con un centro de hipertensión, inaugurado en 2015, y un centro para el tratamiento de la obesidad, fundado en 2016.

En 2013, el hospital se convirtió en hospital universitario a través de un acuerdo de asociación con la Facultad de Medicina de la Universidad Libanesa, la única universidad pública que ofrece estudios de medicina en el Líbano. Actualmente, 120 estudiantes y residentes realizan sus prácticas en el hospital. El decano de la facultad dirige la junta del hospital junto con la Superiora General de las Hermanas Maronitas de la Sagrada Familia.

La crisis económica que golpea el Líbano desde 2019 ha sido calificada por el Banco Mundial como una de las 10 crisis más severas a nivel mundial desde 1850, y el sector de la salud no ha salido indemne.

El exorbitante costo de la electricidad es uno de los principales desafíos para el sistema de salud en Líbano. Dado que la compañía estatal de electricidad es incapaz de proveer más de dos horas de electricidad al día, los hospitales se ven obligados a recurrir a cubrir las 22 horas restantes con costosos generadores de electricidad.

El Hospital Geitaoui mantiene una estación con diez generadores para garantizar un suministro eléctrico ininterrumpido, que es crucial para los equipos respiratorios o de diálisis. El costo de los generadores asciende a $7.000 diarios, lo que equivale más del 30% del presupuesto del hospital.

Además de la prohibitiva factura eléctrica, otro reto, tanto para pacientes como personal médico, es la devaluación de la moneda libanesa. La libra libanesa (LBP) se ha desplomado desde su cambio fijo de 1.500 LBP por dólar a un cambio paralelo que ha alcanzado un pico de 34.000. El poder adquisitivo de la población libanesa ha sido decimado, y hoy, muchos pacientes no pueden afrontar sus gastos médicos.

El valor de los salarios ha caído en picada causando una alarmante ola de emigración.  En los últimos dos años, el Hospital Libanés Geitaoui ha perdido 50 doctores y 150 enfermeras y trabajadores médicos quienes han migrado del Líbano. Esto ha significado una alarmante escasez de especialistas en sus departamentos de reanimación, neurocirugía y cirugía pediátrica.

Actualmente, 100 doctores y 350 enfermeras y técnicos trabajan en el hospital. La dirección ha tratado de conservar a sus empleados ofreciendo el 15% de su salario en dólares, pero el éxodo del personal continúa siendo uno de los mayores retos. El apoyo económico de CNEWA, que cubrirá una parte de los salarios a los profesionales médicos el próximo año, busca frenar esta fuga de cerebros.

La subvención de CNEWA para cubrir parte del salario del personal médico y de enfermería busca apoyar a estos trabajadores tan necesarios en estos difíciles momentos en el Líbano.


Alicia Medina es una periodista independiente española radicada en el Líbano desde 2018. Su trabajo ha aparecido en medios de comunicación internacionales, incluidos News Deeply, Siria Direct, Siria Untold, Deutsche Welle y Radio France International.

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