Nota del Director: A principios de este verano, CNEWA recibió dos subvenciones, incluida una por $925.000 de un miembro de la Sociedad de Cristianos de Tierra Santa, para apoyar a cinco hospitales católicos en el Líbano. Combinada con una donación de $300.000 de un benefactor que desea permanecer en el anonimato, las subvenciones cubrirán los salarios de 1.093 doctores y enfermeras durante un período de 12 meses en el Hospital Geitaoui en el corazón de Beirut; el Hospital de las Hermanas del Rosario; el Hospital San José en Dora; el Hospital Tel Chiha en Zahleh; y el Centro Hospitalario de Bhannes en Dahr el Sawan, cerca de Beirut. Las subvenciones proveen estabilidad momentánea a instituciones cuyos recursos se han agotado peligrosamente desde el colapso de la economía del Líbano. Nuestro artículo de hoy sobre el hospital de las Hermanas del Rosario es parte de una serie de cinco artículos sobre cada una de estas instalaciones.
El Padre Joseph Tannous, sacerdote diocesano del Patriarcado Latino de Jerusalén, y la Madre Marie Alphonsine fundaron en 1880 la Congregación de las Hermanas del Rosario en la Ciudad Santa de Jerusalén. Con el tiempo, la congregación estableció conventos en Líbano, Jordania, Egipto, Kuwait y los Emiratos Árabes Unidos.
Actualmente, 250 hermanas sirven en la congregación que opera bajo la guía de la Santa Iglesia en Roma.
Durante varios años, las Hermanas del Rosario sirvieron en diversos hospitales en el Líbano y en el extranjero hasta que en el año 1986 compraron el Hospital Haddad, situado en el céntrico barrio beirutí de Gemmayze. El hospital, rebautizado como “Hospital Haddad – Hermanas del Rosario”, por aquel entonces contaba con un edificio y una capacidad de 50 camas hospitalarias.
La filosofía de las hermanas se basa en un sistema de cuidados solidario y accesible para todas las personas, sin distinción de nacionalidad o religión.
Desde su fundación, el hospital no ha parado de crecer y expandir sus servicios. En 1990, al final de la Guerra Civil libanesa, las Hermanas del Rosario centraron su energía en expandir y mejorar sus servicios médicos. Primero, añadieron un servicio de nutrición y un moderno departamento de radiología. Cinco años después, renovaron el equipo del laboratorio médico, y en 1997 la congregación adquirió un escáner TC. La unidad de cuidados intensivos fue modernizada en 1999.
En el 2000, la congregación adquirió el terreno adyacente a su centro para fundar lo que hoy se conoce como el Hospital de las Hermanas del Rosario. El nuevo edificio fue inaugurado en 2011, aumentando la capacidad del hospital a 200 camas.
El nuevo edificio incluye la sala de emergencias, la unidad de cuidados intensivos, las salas de operaciones y radiología, y los servicios administrativos. En 2013 entró en funcionamiento el nuevo departamento de cateterización cardiaca y en 2015 el hospital inauguró la planta de maternidad equipada con 25 camas.
Para el 2016, el hospital quedó completamente renovado y modernizado y en línea con estándares internacionales. El departamento de oftalmología, equipado con maquinaria de punta, y el centro de cáncer de mama son considerados las joyas del hospital.
Hoy, el Hospital de las Hermanas del Rosario admite 13,000 pacientes anualmente. La filosofía de las hermanas se basa en un sistema de atención, solidaridad y accesibilidad a todos los pacientes sin distinción de nacionalidad o religión.
Sin embargo, los últimos turbulentos años en el Líbano, han afectado a todos los sectores sociales, y este hospital no es una excepción.
El 4 de Agosto de 2020, la explosión de 2.750 toneladas de material explosivo, negligentemente almacenado en el puerto, arrasó Beirut y causó graves daños en el hospital, destruyendo parte de la nueva maquinaria adquirida en 2016 y que apenas había sido utilizada. El centro hospitalario se encuentra en los alrededores del puerto de Beirut, apenas a unos 800 metros del epicentro de la mayor explosión no nuclear registrada en la historia.
La renovación del 2016 fue clave para proteger a pacientes y trabajadores del hospital, ya que el material moderno de las ventanas evitó que fueran pulverizadas, como en la mayoría de edificios de los alrededores, evitando las heridas graves y mortales que afectaron a cientos de personas en esta zona de Beirut.
Tras la explosión, el hospital suspendió sus operaciones durante dos meses y los costos de reparación ascendieron a 12 millones de dólares. Aunque la mayor parte de los trabajos de reparación han finalizado, aún quedan trabajos menores de rehabilitación de algunas zonas.
En los últimos tres años, Líbano ha caído en la mayor depresión económica de su historia arrastrando al sector de salud al borde del colapso. La libra libanesa ha perdido el 90% de su valor, diezmando el salario de los trabajadores. Por ejemplo, el salario de una enfermera antes de la crisis rondaba los $1.200. Hoy equivale a $50.
Como resultado, gran parte del personal sanitario ha emigrado del Líbano. Esta fuga de cerebros ha impactado severamente al Hospital de las Hermanas del Rosario: en los últimos dos años han perdido el 20% de su personal.
El Hospital de las Hermanas del Rosario es uno de los cinco hospitales beneficiarios de la subvención de CNEWA para pagar una fracción de los salarios del personal médico y de enfermería. La administración del hospital estima que, sin este fondo de ayuda, perderían un 50% de sus trabajadores en los próximos seis meses.
Esta crisis también se percibe al nivel del paciente. Dada la devaluación de la moneda libanesa, la factura hospitalaria está fuera del alcance de gran parte de la población en el Líbano. Por ejemplo, el costo de reemplazo de cadera ronda los $6.000, lo que equivaldría a más de un año de salario de un empleado.
Como en otros centros médicos en el Líbano, uno de los mayores obstáculos para el Hospital de las Hermanas del Rosario es el costo de la exorbitante factura eléctrica. La compañía estatal de electricidad no brinda más de un par de horas de electricidad al día forzando a la población a cubrir el resto de las horas con generadores eléctricos que consumen combustible, el precio del cual se disparó tras el fin de los subsidios del gobierno. El Hospital de las Hermanas del Rosario paga $90.000 al mes para asegurar la continuidad del servicio eléctrico en el hospital, un gasto que afecta seriamente su estabilidad económica.