El Papa Francisco recibió a Mar Awa III en el Vaticano el sábado por la mañana, la primera visita del jefe de la Iglesia Asiria del Oriente desde su elección como Patriarca Catolicós en septiembre de 2021.
La Iglesia Asiria del Oriente es una iglesia cristiana oriental con raíces históricas en disputas sobre los Concilios Ecuménicos de Éfeso y Calcedonia.
Mejora de las Relaciones
En su discurso del sábado, el Papa Francisco señaló el crecimiento de la relación entre la Iglesia Católica y la Iglesia Asiria en las últimas décadas, recordando las visitas de los predecesores de Mar Awa, Mar Dinkha IV y Mar Gewargis III, y la firma de documentos que incluyen la Declaración Cristológica Común y una Declaración sobre la situación de los cristianos en el Medio Oriente.
El Santo Padre también expresó su aprecio por el trabajo de la Comisión Mixta para el Diálogo Teológico entre las dos Iglesias, destacando un estudio sobre la Anáfora [Plegaria Eucarística] de los apóstoles Addai y Mari, que permitió cierta admisión recíproca a la Eucaristía en circunstancias específicas; así como una Declaración Común sobre la vida sacramental.
“Sus reuniones y diálogos, con la ayuda de Dios, han dado buenos frutos y han favorecido la cooperación pastoral en beneficio de nuestros fieles, un ecumenismo pastoral que es el camino natural hacia la unidad plena”.
El Papa también elogió su trabajo actual sobre las “imágenes de la Iglesia en la tradición patrística siríaca y latina”, señalando la tendencia de los Padres de la Iglesia a hablar de la Iglesia usando el lenguaje “simple y universalmente accesible” de las imágenes, siguiendo el ejemplo de Jesús. Subrayó la importancia de que los fieles de ambas Iglesias no sólo vuelvan a sus raíces, sino que den testimonio juntos del “misterio del amor entre Cristo y su esposa, la Iglesia”.
Derechos de los Cristianos en Oriente Medio
En este sentido, el Papa Francisco señaló las muchas cosas que las dos Iglesias tienen en común, incluida una historia común de fe y misión, grandes santos, un rico patrimonio teológico y litúrgico y, especialmente en las últimas décadas, el testimonio de los mártires. En el hogar histórico de la Iglesia Asiria en el Medio Oriente, muchos cristianos se han visto obligados a abandonar sus países de origen, mientras que muchos otros han luchado por permanecer. Con Mar Awa, el Papa Francisco renovó su llamamiento para que se respeten los derechos de esos cristianos, especialmente el derecho a la libertad religiosa y el derecho a la plena ciudadanía.
Señalando que los fieles de ambas Iglesias ya, en algunos lugares, viven en comunión casi plena, el Papa Francisco dijo que esto es “un signo de los tiempos, un poderoso incentivo para que oremos y trabajemos diligentemente en preparación para el día tan esperado en el que podamos celebrar juntos la Eucaristía, la santa Qurbana, en el mismo altar, como el cumplimiento de la unidad de nuestras Iglesias”.
Sinodalidad y Ecumenismo
En anticipación al próximo discurso de Mar Awa sobre la sinodalidad en la tradición siríaca, el Papa Francisco insistió en que “el camino de la sinodalidad emprendido por la Iglesia Católica es y debe ser ecuménico, así como el camino ecuménico es sinodal”.
“Espero que podamos proseguir, cada vez más fraterna y concretamente, nuestros propios sínodos, nuestro ‘camino común’, encontrándonos, mostrándonos preocupación los unos por los otros compartiendo nuestras esperanzas y luchas, y sobre todo… nuestra oración y alabanza al Señor”.
¿Una Fecha Común para la Pascua?
En particular, agradeció a Mar Awa por su deseo de encontrar una fecha común para la Pascua, asegurándole al Patriarca Catolicós que la Iglesia Católica está lista para aceptar cualquier propuesta que se haga, juntos. “Tengamos el coraje de poner fin a esta división…” dijo el Papa, y agregó: “La señal que debemos dar es: un Cristo para todos nosotros”. Y expresó un sueño de que la separación entre la Iglesia Asiria del Oriente y la Iglesia Católica, “la más larga en la historia de la Iglesia” podría ser “la primera en ser resuelta”.
El Papa Francisco concluyó su discurso confiando el camino hacia la unidad plena a “la intercesión de los mártires y santos que, ya unidos en el cielo, alientan nuestro progreso aquí en la tierra”. Y ofreció a Mar Awa el regalo de una reliquia del apóstol Santo Tomás, asociada a la fundación de las iglesias en Asiria, que se colocará en la nueva Catedral Patriarcal de la Iglesia Asiria en Oriente en Erbil, Irak.
“Que santo Tomás, que tocó con su mano las llagas del Señor, acelere la curación completa de nuestras heridas del pasado -dijo el Papa- para que pronto podamos reconocer alrededor del mismo altar eucarístico a Cristo crucificado y resucitado, y decirle juntos: ‘¡Señor y Dios mío!’”.