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Nos Amó

La cuarta y más reciente encíclica del Papa, Dilexit nos, que significa en latín “Nos amó”, recurre a una devoción católica tradicional y la ofrece como un remedio para muchos de los problemas del mundo moderno.

Oh, sagrado corazón de Jesús, pongo mi confianza en ti, 
pase lo que me pase, Señor, por oscura que sea la hora; 
en todas mis aflicciones, en todas mis alegrías, aunque no veo nada más que dolor,
¡Oh, sagrado corazón de Jesús, pongo mi confianza en ti! 

Para algunos, las palabras de las oraciones católicas tradicionales y los actos de devoción al Sagrado Corazón de Jesús recuerdan, tal vez sentimentalmente, una época más sencilla de la historia de la humanidad. Para el Papa Francisco, sin embargo, la devoción al Sagrado Corazón es medicina para un pueblo que se ha vuelto “sin corazón”, para una sociedad que se ha vuelto indiferente a la codicia y llena de miedo, ira y violencia.

“Para expresar el amor de Jesucristo suele usarse el símbolo del corazón. Algunos se preguntan si hoy tiene un significado válido”, escribe el Papa en su más reciente encíclica, Dilexit nos, “Nos amó”, publicada en octubre de 2024. 

“Pero cuando nos asalta la tentación de navegar por la superficie, de vivir corriendo sin saber finalmente para qué, de convertirnos en consumistas insaciables y esclavizados por los engranajes de un mercado al cual no le interesa el sentido de nuestra existencia, necesitamos recuperar la importancia del corazón”.

Al contemplar el Sagrado Corazón, los creyentes pueden llenarse del “agua viva que sanen las heridas que nos causamos, que fortalezcan la capacidad de amar y de servir, que nos impulsen para que aprendamos a caminar juntos hacia un mundo justo, solidario y fraterno”, continúa. 

Sin lugar a dudas, vivimos en una era de caos y disrupción. Nuestro ritmo frenético constante, alimentado por las incertidumbres socioeconómicas y políticas agravadas por un ciclo de noticias las 24 horas del día, los 7 días de la semana, nos ha dejado exhaustos e incluso insensibles a las tragedias de nuestro mundo roto. 

De hecho, estamos poniendo a prueba la capacidad de la mente, el corazón y el alma humana para absorber, hacer frente y responder. Algunos se preguntan si la humanidad está perdiendo su humanidad. Otros sugieren que los problemas del mundo moderno tienen sus raíces en la empatía de la humanidad por los marginados y los vulnerables. 

El Papa Francisco cree lo contrario:

“En este mundo ‘líquido’”, escribe en su encíclica, “es necesario hablar nuevamente del corazón, apuntar hacia allí donde cada persona, de toda clase y condición, hace su síntesis; allí donde los seres concretos tienen la fuente y la raíz de todas sus demás potencias, convicciones, pasiones, elecciones”. 

“Pero nos movemos en sociedades de consumidores seriales que viven al día y dominados por los ritmos y ruidos de la tecnología, sin mucha paciencia para hacer los procesos que la interioridad requiere. En la sociedad actual el ser humano ‘corre el riesgo de perder su centro, el centro de sí mismo’”.

“El hombre contemporáneo se encuentra a menudo trastornado, dividido, casi privado de un principio interior que genere unidad y armonía en su ser y en su obrar. Modelos de comportamiento bastante difundidos, por desgracia, exasperan su dimensión racional-tecnológica o, al contrario, su dimensión instintiva”.

Falta corazón”.

“El amor de Cristo”, nos recuerda, “es capaz de darle corazón a esta tierra y reinventar el amor allí donde pensamos que la capacidad de amar ha muerto definitivamente”.

Desde este lunes de Pascua de Resurrección, 21 de abril, hasta la solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús, el viernes 27 de junio, tómese un momento cada día para darle espacio al corazón. Brinde espacio para las reflexiones cotidianas del Papa Francisco, que en su última encíclica invita a los católicos, y a todas las personas de buena voluntad, a redescubrir el Sagrado Corazón y el amor radical en el corazón del Evangelio.

Únase a la red mundial de CNEWA, mientras juntos nos encontramos con la “herida de su corazón”. Haga clic aquí para suscribirse a las reflexiones diarias sobre Dilexit nos por correo electrónico .

Michael J. La Civita es director de comunicaciones de CNEWA.

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