Aurea Perlas cayó enferma por estar sobrecargada de trabajo; le tomó tres meses volver a ponerse de pie. La madre soltera dice que no estaba en condiciones de reclamarle a su empleador y rechazar las largas horas que exigía; necesita trabajo para mantener a sus dos hijos, dice.
Perlas es una de las decenas de miles de trabajadores migrantes en Jordania que enfrentan duras condiciones de trabajo a pesar de las leyes laborales del país, que a menudo son ignoradas.
Ella se une a otros trabajadores migrantes para recibir apoyo, sobre las adversidades que enfrentan, de la Institución Teresiana, una comunidad católica de laicos comprometidos a contribuir a la transformación humana y social. La asociación dirige un programa para trabajadores migrantes en Ammán, la capital del país, en un centro patrocinado por CNEWA-Misión Pontificia.
“Aquí los trabajadores filipinos enfrentan problemas de abuso de tiempo, abuso en las horas que trabajan, abuso de salarios atrasados, abuso de demasiado trabajo para una persona”, dice Amabel Sibug, miembro de la asociación.
Con el exceso de trabajo, a los trabajadores “no se les da el espacio” para descansar y cuidarse a sí mismos, lo que conduce a que se enfermen, explica.
El apoyo ofrecido por la Institución Teresiana es variado y amplio, desde simples reuniones sociales hasta asistencia con problemas de salud y obtención de un permiso de trabajo adecuado. Los teresianos también proporcionan catequesis y formación en la fe para los trabajadores y sus hijos.
Escuche a Perlas y a Sibug hablar sobre sus propias experiencias en el siguiente video de la periodista libanesa Raghida Skaff.
Luego, lea más sobre los desafíos de los trabajadores migrantes y el ministerio que la Institución Teresiana tiene con ellos en “Lejos de casa” en la edición de marzo de 2023 de la revista ONE en español.