El impacto de ocho meses de guerra en Ucrania ha sido devastador. Más de 6.200 civiles y 11.800 militares ucranianos han muerto desde la invasión rusa en febrero. La guerra ha desplazado a casi ocho millones de personas hasta ahora, y los ucranianos continúan huyendo a regiones más seguras en el país y a las naciones vecinas.
Desde la invasión, la eparquía greco-católica ucraniana de Sambir-Drohobych, en la frontera con Polonia, ha acogido a 415 desplazados internos en sus diversas instituciones.
El verano pasado, 60 desplazados internos fueron albergados en El Samaritano, la casa de retiro de la eparquía, donde recibieron comidas diarias, productos de higiene y medicamentos.
El centro de rehabilitación pastoral de la eparquía, Oranta, albergó a 250 mujeres y niños. Aunque el centro les proporciona alimentos, ropa y otras necesidades, uno de sus objetivos principales es ayudar a los niños a través del trauma de la guerra con consejería, especialistas y educadores.
Otras 25 personas, 10 madres y 15 niños, fueron albergadas en un hogar previamente reservado para vocaciones monásticas en la aldea de Nadyby.
Entre los esfuerzos de CNEWA en Ucrania, la agencia ha apoyado el trabajo de la eparquía para albergar a los ucranianos desplazados con necesidades especiales.
Escuche las historias de estas personas y aprenda sobre el trabajo financiado por CNEWA de la eparquía para brindarles el apoyo humanitario y espiritual que necesitan en el siguiente video con subtítulos en inglés.