A continuación presentamos un extracto, traducido al español, de una carta escrita por el Padre Ephrem Gilyana Dinkha en Irak, en la que reflexiona sobre los desafíos que enfrenta el clero en su país y la necesidad de formar seminaristas con mentalidad comunitaria para la Iglesia caldea. El padre Dinkha es el rector del Seminario Mayor de San Pedro para el Patriarcado Caldeo en Erbil. Su “Letter From Iraq”, disponible sólo en inglés, se publicó por primera vez en la edición de marzo de 2021 de la revista ONE.
En 2017, celebramos el 150 aniversario del establecimiento de nuestro Seminario Mayor de San Pedro para el Patriarcado Caldeo en Irak. Es ahora el único seminario que funciona en Irak y acepta a todos los seminaristas caldeos de todo el mundo. Entre nuestros seminaristas se encuentran aquellos que han sufrido a manos de ISIS, cuyas familias fueron desplazadas y perdieron todo. A pesar de estas dificultades, nuestro objetivo principal sigue siendo formar sacerdotes católicos más fuertes en un ambiente inestable y violento.
En mi experiencia como rector del seminario, la formación de candidatos al sacerdocio, si bien es un proceso de toda la vida, debe centrarse en cuatro dimensiones: humana, espiritual, intelectual y pastoral. Dar una formación adecuada en estas áreas en un país que sufre los efectos de la guerra, el terrorismo y los conflictos étnicos es un desafío, por decir lo menos. Sin embargo, nuestra realidad nos impulsa a preparar a los futuros líderes que transmitirán la fe a las personas en esta tierra de persecución y quienes serán signos de paz y esperanza.
Nuestros seminaristas entienden lo que está en juego y la importancia del testimonio cristiano, y responden con generosidad. En una entrevista reciente para una publicación católica, uno de nuestros seminaristas demostró este hecho, diciendo que “entendía el significado de la misión en un país como Irak”. A pesar de los desafíos obvios, continuó exhortando a “los jóvenes a emprender el servicio amoroso [de una vocación sacerdotal o religiosa] que nuestro mundo necesita hoy”.
Tratamos de nutrir en cada estudiante la compasión de un buen pastor. Esto es la capacidad de asumir una responsabilidad concienzuda y madura por el cuidado de las almas. Esto requiere también una fuerza interior y una percepción que le permitan evaluar las dificultades pastorales y establecer las prioridades en su misión.
Para ser franco: La realidad del sacerdocio en un país atormentado por la persecución puede resultar en el martirio. Preparamos a los seminaristas para esta posibilidad a través de las experiencias de la vida real de nuestros propios sacerdotes que han muerto a manos de terroristas: el Arzobispo Paulos Faraj Rahho de Mosul y el Padre Ragheed Ghanni, entre otros. Tanto el arzobispo Rahho como el padre Ghanni fueron estudiantes en nuestro seminario. …
Recuerdo siempre el día de mi ordenación sacerdotal de la mano del difunto arzobispo Rahho, que tuvo lugar un mes después del martirio del padre Ghanni.
En esa ocasión, mi obispo dijo: “Acabamos de perder a un sacerdote. Hoy, hemos encontrado otro”.
Presto atención a esas palabras para tener valor y permanecer siempre optimista. Es la razón por la que repito las palabras de San Juan Pablo II a los futuros sacerdotes bajo mi cuidado: “¡No tengan miedo!”
El sacerdocio, en unión con nuestra propia experiencia, se vive de acuerdo con la voluntad de Dios como una imitación de nuestro Señor y Salvador personal Jesucristo. Es un signo de esperanza para nuestra iglesia estar activa durante los tiempos más oscuros. Nuestro seminario se enorgullece de mantener encendida la luz de la esperanza para nuestra iglesia local y universal.
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