Esta historia fue publicada originalmente en la revista America.
Actualización: Las fuerzas de Azerbaiyán y Armenia alcanzaron un acuerdo de alto el fuego el 20 de septiembre para poner fin a dos días de combates en la región separatista de Nagorno-Karabaj, dijeron funcionarios de ambas partes. Las autoridades azerbaiyanas dijeron que detuvieron la operación militar lanzada un día antes una vez que funcionarios separatistas anunciaron la deposición de las armas. Las conversaciones entre funcionarios azerbaiyanos y las autoridades étnicas armenias de la región sobre su “reintegración” en Azerbaiyán estaban programadas para comenzar el 21 de septiembre. A pesar de las advertencias de permanecer en refugios antiaéreos, los armenios étnicos se han estado reuniendo en el aeropuerto de Stepanakert, tratando de huir de la región. El primer ministro armenio, Nikol Pashinyan, dijo que su gobierno no estaba involucrado en la negociación del alto el fuego. El 19 de septiembre acusó a Azerbaiyán de “limpieza étnica” en Nagorno-Karabaj.
Los informes de la reanudación de los combates en el enclave armenio de Nagorno-Karabaj dentro de Azerbaiyán plantean preocupaciones de que pronto se pueda reanudar una guerra a gran escala en la región entre Azerbaiyán y Armenia.
Las dos ex repúblicas soviéticas se han enfrentado durante más de tres décadas por el control del territorio montañoso y se han involucrado en dos conflictos importantes para tratar de resolver los reclamos en disputa. Ahora muchos temen que un final en la región signifique la pérdida generalizada de vidas y la limpieza étnica de los armenios de Nagorno-Karabaj a menos que la atención mundial pueda redirigirse a la crisis.
La ayuda humanitaria en Artsaj, como el enclave es conocido por los 120.000 armenios étnicos que han vivido allí durante siglos, finalmente comenzó a moverse el 17 de septiembre cuando se abrieron simultáneamente dos rutas hacia la región. Uno, el corredor de Lachin, comienza en Armenia y la otra ruta en Azerbaiyán, reconociendo una demanda de larga data de los funcionarios azeríes que han estado tratando de impulsar el reclamo territorial de Azerbaiyán a la región.
El avance en los envíos de ayuda este mes tenía como objetivo aliviar el hambre y la necesidad humanitaria dentro de Artsaj, pero ese esfuerzo se ha complicado rápidamente por la reanudación de los combates entre las fuerzas azeríes y armenias el 19 de septiembre.
Funcionarios de la autoproclamada república de Artsaj informaron que decenas de soldados y civiles murieron después de que el ejército de Azerbaiyán lanzara artillería sobre posiciones armenias alrededor de la capital de la región separatista, Stepanakert. El ejército de Azerbaiyán justificó la reanudación de los combates como respuesta a los ataques y detonaciones de minas terrestres de lo que culpan a las fuerzas armenias.
Las autoridades étnicas armenias en la región separatista instaron a Azerbaiyán a sentarse a conversar para restaurar un alto el fuego, pero la administración presidencial de Azerbaiyán dijo que su “operación antiterrorista” continuaría hasta que las “ilegales formaciones militares armenias” se rindan y el gobierno separatista de Nagorno-Karabaj se desmantele.
Aunque Azerbaiyán dijo que la operación se limitó a objetivos militares, el Ministerio de Defensa dijo que se habían creado “corredores humanitarios” para evacuar a la población.
Thomas de Waal, miembro sénior del instituto de inverstigación (think tank) Carnegie Europe, dijo que la operación militar podría ser parte de un plan del presidente de Azerbaiyán, Ilham Aliyev, para lograr que los armenios étnicos abandonen el área.
Aunque dijo que aún era pronto para evaluar, podría ser “una especie de acción militar limitada con la intención de obligar a miles de armenios a huir a Armenia. Y entonces Aliyev puede lograr su objetivo de tomar Karabaj sin tanto derramamiento de sangre”, dijo de Waal.
La reanudación del conflicto se produjo pocas horas después de que las reservas de harina y suministros médicos comenzaran a llegar a Artsaj, donde una milicia separatista y elementos del ejército armenio se enfrentan a las fuerzas azeríes. Los funcionarios de la Cruz Roja habían organizado toneladas de suministros de socorro justo afuera del corredor de Lachin, pero se les había impedido entregar la ayuda desde diciembre pasado. Los armenios étnicos dentro del enclave han sido completamente aislados de las líneas de suministro y han surgido informes sobre inanición y condiciones cada vez más desesperadas dentro del enclave.
Hablando pocas horas antes de que comenzaran de nuevo los combates, Ariane Bauer, directora regional para Europa y Asia Central del Comité Internacional de la Cruz Roja, había expresado su alivio de que el corredor de Lachin finalmente se hubiera reabierto.
Dentro del enclave étnico armenio de Artsaj/Nagorno-Karabaj, dijo: “Las estructuras de salud carecen de suministros médicos. La gente está haciendo cola para el pan. Necesitan urgentemente un socorro sostenido a través de envíos humanitarios regulares. Este consenso ha permitido a nuestros equipos reanudar este trabajo que salva vidas”.
La semana pasada, un funcionario de Caritas Internationalis, hablando en Friburgo, Alemania, instó a la reapertura del corredor de Lachin. “La situación del suministro es extremadamente difícil y se deteriora día a día. La gente necesita ayuda urgentemente”, dijo el funcionario, y agregó: “El hambre obviamente se está utilizando como un arma aquí”.
Durante un reciente testimonio del Congreso en Washington, el esfuerzo azerí para aislar a los armenios étnicos en Artsaj/Nagorno-Karabaj fue llamado “genocidio por inanición”.
Ahora que el conflicto se ha vuelto a calentar, no está claro si alguna ayuda humanitaria llegará a la comunidad asediada donde muchos ya están extremadamente debilitados por el hambre. Michael La Civita, director de comunicaciones de la Asociación Católica para el Bienestar del Cercano Oriente, describió la aguda necesidad en el terreno en Artsaj, con algunos armenios ancianos y otros que sufren de problemas de salud crónicos que ya sucumben al hambre.
La reanudación de los combates en 2020 terminó con las fuerzas azeríes reclamando territorio que había estado en manos de Armenia durante décadas. El enfrentamiento ha impedido que los agricultores de la región trabajen sus campos desde entonces y ahora, con la llegada del invierno, se avecina la amenaza de muchas más muertes por hambre, advirtió La Civita. Su agencia, CNEWA, apoya el trabajo de Caritas Armenia, una agencia humanitaria católica que ha estado ayudando a los refugiados y soldados heridos de la zona de conflicto desde que los combates estallaron nuevamente.
Los armenios de Artsaj se sienten víctimas de injusticias históricas y luchas regionales y de gran poder contemporáneas. La comunidad está literalmente en medio del camino de las reclamaciones territoriales azeríes y las ambiciones turcas de una esfera de influencia en expansión, al mismo tiempo que jugadores más grandes como la Federación Rusa y los Estados Unidos se han distraído con la guerra en Ucrania.
La Civita señaló que tanto Georgia como Armenia, en su mayoría naciones cristianas, han surgido como puntos de enfoque desafortunados en una nueva competencia por el territorio y la influencia en el Cáucaso.
Dijo que se han hecho esfuerzos claros en toda la región para “borrar” la historia y la presencia de los cristianos armenios, con muchos sitios religiosos y artefactos destruidos o desfigurados a medida que los azeríes reclamaban el territorio perdido ante las fuerzas armenias. Reconoció que los azeríes hicieron acusaciones similares después de que los armenios tomaron el control de sus comunidades al concluir la primera guerra por Nagorno-Karabaj en 1994.
El Cáucaso, dijo, es “históricamente un centro de comercio; es donde se encuentran el este y el oeste y el norte y el sur”.
“Mosul [en Irak] está a sólo 300 millas de distancia. Irán está a sólo 1000 millas de distancia…. Hay una gran confluencia de cultura allí, y hay dos enclaves cristianos en un mundo a su alrededor que es en gran medida hostil”.
“La iglesia allí”, agregó, “tiene un papel importante que desempeñar, trabajando con todas las comunidades, pero particularmente con aquellas que son más vulnerables. Ese es nuestro enfoque”.
Algunas fuerzas rusas todavía están en el terreno en Armenia, pero no han cumplido el papel prometido para mantener abierto el corredor de Lachin y proteger la paz. Los analistas dicen que las recientes señales de cooperación con Estados Unidos, incluido un ejercicio militar conjunto con las fuerzas estadounidenses el 11 de septiembre, han puesto en peligro la relación de Armenia con Rusia, su único protector en una región cada vez más amenazante.
En los últimos años, Azerbaiyán, rebosante de nueva riqueza de petróleo y gas natural, ha podido modernizar y expandir enormemente su ejército con compras de armas de alta tecnología, incluidos drones de combate, de Rusia, Turquía e Israel. En una segunda guerra por el territorio que comenzó a fines de septiembre de 2020, el ejército azerí barrió fácilmente a las fuerzas armenias en grandes extensiones de Nagorno-Karabaj.
Hablando ante un comité del senado en Washington el 14 de septiembre, Yuri Kim, subsecretario de estado interino para asuntos europeos, trató de tranquilizar a los líderes del senado de que la administración Biden no había olvidado la calamidad de Artsaj. Dijo a los líderes del Senado que el Departamento de Estado ha estado trabajando intensamente para abordar el deterioro de la situación humanitaria en Nagorno-Karabaj.
“Estamos profundamente preocupados por el cierre continuo del corredor de Lachin y los impactos que este cierre está teniendo en los residentes de Nagorno-Karabaj”, dijo Kim, señalando que la administración Biden consideraba que el status quo era “completamente inaceptable”.
“Hemos dicho consistentemente que el corredor debe estar abierto al tráfico comercial, humanitario y privado. Hemos transmitido este mensaje tanto pública como privadamente a todos los niveles del gobierno de Azerbaiyán en numerosas ocasiones. El acceso a alimentos, medicinas, fórmula para bebés y energía nunca debe ser tomado como rehén”.
Kim agregó: “Quiero ser clara sobre un tema crítico: Estados Unidos no tolerará ninguna acción o esfuerzo, a corto o largo plazo, para limpiar étnicamente o cometer otras atrocidades contra la población armenia de Nagorno-Karabaj. La situación humanitaria actual no es aceptable. El acceso humanitario a través del corredor de Lachin y otras rutas debe estar disponible ahora”.
Apenas unos días antes, un ex funcionario de la Corte Penal Internacional calificó los actos del gobierno azerí al bloquear el enclave armenio como “genocidio por inanición”, durante una audiencia en el Congreso convocada por el representante Chris Smith, un republicano de Nueva Jersey. Smith instó al Departamento de Estado de Estados Unidos a tomar medidas más fuertes para garantizar que se permita la entrada de alimentos y asistencia humanitaria a Artsaj, calificando la situación actual como “un incendio de tres alarmas”.
“La Administración Biden debe decir de inmediato que esto es genocidio y ponerle fin”, dijo Smith.
En un informe presentado con su testimonio durante la audiencia, Luis Moreno Ocampo, ex fiscal de la CIC, dijo que el bloqueo del corredor de Lachin por parte de las fuerzas de seguridad azerbaiyanas que impide el acceso a alimentos y suministros médicos debe considerarse genocidio bajo el Artículo II, (c) de la convención de las Naciones Unidas sobre genocidio: “Sometimiento intencional del grupo a condiciones de existencia que hayan de acarrear su destrucción física, total o parcial”.
Según el informe de Moreno Ocampo: “No hay crematorios, y no hay ataques con machete. El hambre es el arma invisible del genocidio. Sin un cambio dramático inmediato, este grupo de armenios será destruido en unas pocas semanas”.
Moreno Ocampo ha reconocido haber producido su informe en agosto a petición del presidente de la república separatista de Artsaj. La comunidad internacional, incluidos los Estados Unidos, ha reconocido a Nagorno-Karabaj como parte de Azerbaiyán y ha pedido que la controversia se resuelva mediante negociaciones pacíficas.
El representante Jim McGovern, un demócrata de Massachusetts, copreside la Comisión de Derechos Humanos Tom Lantos con Smith. McGovern emitió una declaración el 14 de septiembre a Estados Unidos, justo después de que se anunciara el aparente levantamiento del bloqueo del corredor de Lachin.
“Sigo extremadamente preocupado por los informes que he visto de la crisis humanitaria en Artsaj”, dijo. “Me alegro de que se haya llegado a un acuerdo para reabrir el corredor de Lachin, pero cerrarlo fue una violación del derecho internacional para empezar, y el gobierno azerí nunca debería haberlo hecho”.
El congresista expresó su firme apoyo a las negociaciones lideradas por la ONU para resolver los problemas de autonomía y autodeterminación del enclave. “La conclusión es que el bienestar de comunidades enteras nunca debe usarse como moneda de cambio geopolítico”, dijo. “Sigo firme en apoyo al pueblo de Artsaj y a una resolución pacífica, democrática y negociada que trate al pueblo de Artsaj y a los armenios de todo el mundo con la dignidad y el respeto que merecen’.
Con información de The Associated Press