Lea esta historia de seminaristas en formación en la primera línea de Ucrania en este extracto de “Closer to the People”, disponible sólo en inglés, que se publicó en la edición de septiembre 2022 de la revista ONE.
Llenar sacos de arena no era parte del programa habitual de formación para el sacerdocio, pero fue una prioridad para los seminaristas en las afueras de Kiev horas después de que Rusia invadiera Ucrania el 24 de febrero.
Esa mañana, la Divina Liturgia se celebró en una sala de conferencias en el sótano del seminario greco-católico ucraniano como medida de precaución después de que el sonido de cohetes disparados en un pueblo cercano despertara a la comunidad del seminario alrededor de las 5 a.m.
Los seminaristas pasaron la mayor parte del día preparando un refugio antiaéreo improvisado en el campus del seminario, ubicado en Kniazhychi, una ciudad en los suburbios orientales de la capital ucraniana. Las sirenas antiaéreas interrumpieron su trabajo, enviándolos al sótano para buscar protección. El rector canceló las clases por el resto de la semana y al finalizar el día, inseguro de cómo podrían escalar los combates, ordenó una evacuación, y envió a los seminaristas a sus casas con sus familias.
Sin embargo, para el 3 de marzo, los seminaristas recibieron instrucciones de retomar sus estudios en línea, al principio con una sola clase. Pero a partir del 14 de marzo, reiniciaron todos los cursos.
Regresaron al campus del seminario, dedicado a San Basilio, Juan Crisóstomo y Gregorio el Teólogo, a mediados de mayo y completaron el año académico a tiempo. El Arzobispo Sviatoslav Shevchuk de Kyiv-Halych asistió a la ceremonia de graduación en la fecha programada, el 13 de junio, y como estaba previsto, cinco hombres fueron ordenados subdiáconos al día siguiente, avanzando en su camino hacia la ordenación sacerdotal. …
“Algunos seminaristas me preguntaban si era su deber unirse al ejército y defender Ucrania. Traté de mantener una sensación de calma entre ellos”, recuerda el padre Ostrovskyy.
“Cuando se reanudaron las clases regulares, fue como si los seminaristas tuvieran una nueva oportunidad de vida”, continúa. «En medio de la locura de la guerra, necesitaban algo estable, útil, simple que pudiera darles un sentido de significado en la vida”.
El padre Ostrovskyy dice que la decisión de pedirle a los seminaristas que regresen a Kiev fue “muy difícil, forjada con muchas preguntas, sobre todo sobre la seguridad de los seminaristas”, pero la guía del arzobispo Shevchuk fue fundamental en esta decisión.
“Y logramos regresar y reanudar una ‘vida normal’ en el seminario”, dice. “Desafortunadamente, la ‘vida normal’ durante una guerra no existe realmente.
«Después del bombardeo de ciudades y civiles, todos saben que podrían morir cualquier día. La seguridad no existe en ninguna parte de Ucrania”, dice. “Y, sin embargo, ningún seminarista ha abandonado el país”.
Servir en primera línea no es lo que el seminarista Vitality Oliynyk tenía en mente cuando soñaba con ser sacerdote. Pero admite que ha reflexionado sobre ese asunto en los últimos meses en más de una ocasión.
“Un sacerdote en el campo de batalla es indispensable”, dice. “Como no todos pueden ser evacuados de estos territorios, el sacerdote debe ser su pilar. Él debe ser el apoyo espiritual para aquellos que … todos los días miran a los ojos a la muerte”.
Como parte de su programa de formación, el seminario de Kiev ofrece a los seminaristas oportunidades para adquirir experiencia sobre capellanía militar y cuidado pastoral en tiempos de guerra.
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