Nota de los directores: La periodista británica Rosabel Crean viajó a Amman, Jordania, donde se reunió con una comunidad cristiana de trabajadores migrantes y documentó las dificultades y los abusos que enfrentan en una tierra lejana, pero también su alegría y el consuelo de encontrar fortaleza en la fe y la comunidad. Escuche más sobre su experiencia en su informe de audio, disponible sólo en inglés, y lea la historia completa en “Lejos de Casa” en la edición de marzo de 2023 de la revista ONE en español, la primera edición completa de esta galardonada revista. A continuación, presentamos una transcripción completa, traducida al español, del informe de audio.
Es domingo por la mañana en Ammán, un día que significa algo diferente para toda la diversidad de personas variadas que viven en este país del Medio Oriente. Para la mayoría de la población que es musulmana, es el comienzo de la semana laboral. Es como si fuera lunes, las carreteras están llenas de autos y las calles llenas de hombres y mujeres camino al trabajo.
Pero para la minoría, el 3% de la población que es cristiana, es el día más sagrado de la semana, y es hora de ir a Misa, si puedes. Digo si puedes porque no todos pueden. No a todos se les permite el día libre. Para miles de trabajadores migrantes aquí, incluidas muchas mujeres de Filipinas que trabajan como empleadas domésticas y cuidadoras, la oportunidad de salir de las casas [donde viven y trabajan] e ir a la iglesia con otros miembros de su comunidad es sagrada.
Estoy parada afuera de la Iglesia de San José. Hay una Misa de mediodía para los trabajadores migrantes. La congregación está compuesta principalmente por hombres y mujeres filipinos, y el servicio está dirigido por un sacerdote de Sri Lanka. Aunque Jordania es un país islámico, me sorprende la cohesión, el espacio y el diálogo interreligioso entre musulmanes y cristianos.
A los cristianos se les da espacio aquí, y se respeta la posición de Jordania en Tierra Santa. Las iglesias y las mezquitas se mezclan en toda la ciudad, y tal cooperación es valiosa para las mujeres filipinas que consideran a las iglesias como pedazos de hogar, donde encuentran fuerza en las enseñanzas de Cristo cuando su trabajo es duro, como suele ser: largas horas trabajando día y noche, cocinando, limpiando, cuidando, enviando sus salarios a casa a sus familias, a miles de kilómetros de distancia en Filipinas.
No guardan nada para sí mismas, sólo este precioso momento en la iglesia.