La hermana Desalech Getachew creció en el seno de una devota familia de agricultores católicos en el distrito de Tembaro, en el centro de Etiopía, donde de niña cantaba en el coro de su parroquia. Allí discernió una vocación religiosa.
Ingresó a las Misioneras Franciscanas de Cristo y se matriculó en la universidad después de su noviciado y servicio inicial. Su trayectoria académica, marcada por trasnochadas, trabajo duro y fe inquebrantable, le valió un diploma con distinciones en enfermería.
Criada en la aldea de Homa, al noroeste de la ciudad capital de Addis Abeba, la hermana Zemen Kerilos también discernió una vocación con los franciscanos. Estudió en el Centro Montessori de Formación de Maestros de Jardín de Infantes en Soddo, al suroeste de Addis Abeba, dirigido por las Hijas de la Caridad.
Ambas mujeres profesaron sus votos perpetuos en la parroquia de San Antonio en Ashira, situada en el Vicariato Apostólico de Hosanna, en la región suroeste del país, el 26 de abril.
CNEWA ha apoyado el programa de formación de las Misioneras Franciscanas de Cristo para novicias y hermanas junioras desde 2018. Las hermanas Desalech y Zemen estuvieron entre las que se beneficiaron del apoyo de los donantes de CNEWA.
“Antes de unirme a la congregación, me convencí de que estudiaría enfermería para cuidar a los enfermos, los pobres y las madres embarazadas con amor y compasión”, dijo la hermana Desalech, que actualmente trabaja en el Centro de Salud Católico Ashira. “Ahora, mi sueño se ha hecho realidad al servir a las personas a través de un ministerio de sanación. Agradezco a mi congregación por confiar en mí para este servicio y a CNEWA por apoyar aque se haga realidad mi sueño”.
La hermana Zemen enseña en el jardín de infancia de su congregación en Addis Abeba.
“No tengo riquezas para darles a estos niños”, dijo con una cálida sonrisa. “Pero les ofrezco mi amor, mi presencia y mi atención. Les enseño, escucho y juego con ellos. Tengo la bendición de estar viviendo mi sueño de servir a los pobres”.
Tarekegn Umuro, oficial de programas de la oficina de CNEWA en Etiopía, asistió a la profesión de votos perpetuos. Dijo que las hermanas dan testimonio del éxito de la asociación entre CNEWA y los franciscanos y del impacto de CNEWA en la formación del liderazgo de la iglesia en el país.
Los Franciscanos Misioneros de Cristo datan su fundación en Rimini, Italia, en 1885. Los primeros misioneros de la comunidad pisaron Etiopía en octubre de 1972. Desde entonces, el número de hermanas locales ha crecido, y se han establecido ocho comunidades en todo el país: en la archieparquía de Addis Abeba, las eparquías de Emdibir y Bahir Dar-Dessie, los vicariatos apostólicos de Hosanna y Awasa, y en la prefectura de Robe. Actualmente, hay 64 hermanas locales, incluidas ocho hermanas junioras que están en formación.
La congregación se enfrenta a desafíos cada vez mayores, ya que todas las hermanas italianas que estaban recaudando fondos en Italia han regresado a casa debido a la edad, y algunas han muerto desde entonces.
“En este momento de transición, la presencia y la asociación de CNEWA se han vuelto aún más vitales”, dijo Umuro.
Dijo que la profesión de los votos perpetuos era “un poderoso recordatorio de lo que sucede cuando los corazones, las manos y las oraciones se unen en colaboración”.
“La gracia de Dios, la disposición de las dos hermanas al llamado de Dios, la fe y la inspiración de las familias, la dedicación de la congregación y el apoyo financiero de los socios han dado una cosecha abundante: dos mujeres jóvenes, vibrantes y compasivas ahora están completamente dedicadas al servicio de Cristo y a la humanidad llena de radiante esperanza”.