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‘¿Hacia Dónde Vamos?’

Cristianos en Egipto enfrentan desafíos modernos

Apesar de los esfuerzos del gobierno de Egipto de dar a su minoría cristiana —alrededor del 10% de los casi 110 millones de habitantes— más derechos y protecciones civiles, los cristianos siguen enfrentando desafíos que exponen la precariedad de su posición.

La mayoría de esos desafíos —económicos, generacionales, tecnológicos y sociológicos, especialmente los cambios en los valores y las expectativas con respecto al matrimonio y la vida familiar— no son exclusivos de Egipto y se han documentado en sociedades del mundo. Pero, la forma en que las diversas culturas y sociedades los reciben y abordan difieren.

“La economía es la preocupación principal en la sociedad egipcia este momento”, dice el reverendo Shenouda Shafik, quien dirige el Instituto de Educación Religiosa de la Eparquía Católica Copta de Minya en el Alto Egipto. “Los precios se disparan, obligando a la gente a trabajar solo para cubrir necesidades como alimentos, ropa y atención médica”.

Para satisfacer las necesidades de sus familias, cada vez son más los cristianos que por trabajar no asisten a la Eucaristía semanal, añade el padre Shafik. La iglesia busca ayudar a estas familias; pero, con recursos limitados, no puede satisfacer todas sus necesidades.

“La gente está cansada de las palabras”, dice. “Cuando les hablo de Dios, su súplica tácita es de ayuda práctica, comida. Necesitan sentir la presencia de la iglesia en sus luchas diarias, especialmente cuando se trata de sus medios de vida”.

Alrededor del 90% de los cristianos egipcios, unos 10 millones, pertenecen a la Iglesia ortodoxa copta; los católicos pertenecen a una variedad de iglesias particulares, siendo la mayoría parte de la iglesia católica copta. También están presentes las comunidades armenias cristianas, evangélicas y ortodoxas griegas. Los cristianos coptos se enorgullecen de ser herederos y descendientes del Egipto faraónico, ya que recibieron la fe cristiana de San Marcos en el siglo I y perseveraron durante milenios a pesar de la discriminación, la persecución e incluso el martirio.

En un país donde regularmente los cristianos sufren crímenes de odio, violencia comunitaria y discriminación, incluyendo la falta de acceso a posiciones de liderazgo en la sociedad, su estatus social ha mejorado desde que el presidente Abdel Fattah el Sisi llegó al poder en un golpe de estado en 2013. Algunos ejemplos son los permisos para restaurar iglesias antiguas y construir nuevas; el nombramiento en 2018 de Manal Awad Mikhail a gobernadora provincial, la primera cristiana copta en ocupar ese cargo; y el nombramiento en 2022 del juez Boulos Fahmy, el primer cristiano en presidir el máximo tribunal.

Aunque pequeña, la Iglesia copta católica persiste en su labor evangélica. El padre Shafik dice que el Instituto de Educación Religiosa en Minya, que él dirige, forma a laicos como catequistas y los prepara para otros roles de liderazgo en la iglesia. Estudian las Escrituras, doctrina, vida litúrgica y sacramental, ética, psicología, enseñanzas sociales de la iglesia y cómo conectar la fe con la vida diaria. Unos 150 catequistas, entre 18 y 35 años, asistieron a un día de estudio en el instituto a marzo.

Estas mujeres y niños fueron fotografiados en el barrio cristiano copto de Shanayna, en el Alto Egipto, que tiene una importante población cristiana. (foto: Friedrich Stark/Alamy Stock Photo)

“Prestamos atención a preparar a los jóvenes para que entiendan los fundamentos psicológicos y educativos del trato con aquellos a quienes sirven”, dice el padre Shafik.

También aprendieron habilidades de presentación para transmitir la fe de manera más efectiva, un desafío cada vez mayor a medida que las generaciones más jóvenes cuestionan las creencias tradicionales, como la estructura patriarcal de la sociedad egipcia y de la iglesia.

Además, mientras los padres trabajan, los adolescentes egipcios se han vuelto adictos a sus teléfonos e internet, dice el padre Shafik.

“El internet está en el ADN de esta generación”, dice el obispo Hani Bakhoum Kiroulos de Alejandría, un ex ingeniero de telecomunicaciones.

Entre sus responsabilidades, el obispo Kiroulos supervisa la Casa del Buen Samaritano, un orfanato para unos 40 niños y jóvenes, de entre 5 y 25 años. Dice que su mayor preocupación por los jóvenes es la adicción a las redes sociales.

“Para quitarles sus celulares por una semana para que se concentren en sus lecciones, tengo que compensarlos con algo, como si estuviera tratando síntomas de abstinencia”, dice.

“La gente está cansada de las palabras”.

En un estudio publicado en el International Journal of Social Psychology en 2022, el 66% de los estudiantes de secundaria egipcios encuestados mostraron adicción al internet, 61% eran adictos a los juegos y el 93% adictos a Facebook.

“La depresión, la distimia, el suicidio, la ansiedad social, el pánico y las fobias fueron comorbilidades comunes en los adolescentes adictos”, según el estudio.

Al obispo Kiroulos le preocupa la dependencia a la validación externa que las redes sociales generan con sus medidas de “aprobación en línea”, cómo eso afecta la autoestima del joven y cómo un joven puede priorizar la presencia en línea en vez del crecimiento espiritual.

“Estar en las redes sociales se ha convertido en sinónimo de estar presente”, dice. Él cree que la iglesia necesita adaptar sus métodos para involucrar a los jóvenes de manera más efectiva.

Aunque la religión sigue siendo fundamental para la sociedad e identidad egipcias, el obispo observa un aumento del “ateísmo práctico, que significa vivir como si Dios no existiera”.

“Vivimos en una época de secularización, que intenta borrar cualquier rastro de la presencia de Dios en nuestra vida cotidiana”, dice.

El reverendo Shenouda Youwakim Endrawes, que dirige el comité juvenil de la Eparquía de Minya, también observa una sensación de falta de rumbo y propósito entre los jóvenes, que parecen desconectados de la iglesia y distanciados de Dios.

El padre Shenouda Shafik da clases en el Instituto de Educación Religiosa de Minya, que él dirige. (foto: Hanaa Habib)

En febrero, su comité realizó una conferencia sobre “Juventud y Manejo de Crisis”, donde expertos hablaron sobre la fe, relaciones interpersonales, autocuidado y adicción. Asistieron unos 160 jóvenes. El padre Endrawes dice que los participantes plantearon preguntas que demostraban su comprensión de los problemas sociales e interpersonales en cuestión.

“Preguntaron cómo deshacerse de las adicciones. Son conscientes de que las redes sociales pueden llevarlos por mal camino y hacerles perder el tiempo”.

Las redes sociales también han afectado el matrimonio y la vida familiar en la comunidad cristiana de Egipto. Las cristianas, casadas y solteras, que enfrentan diversas formas de abuso en el hogar, recurren a las redes sociales para encontrar vías de escape.

En algunos casos, una cristiana se escapa y se casa con un musulmán que conoció en línea. Él le promete una vida libre de violencia y abuso y ella abraza el islam, dice el reverendo Boulos Nassif de la Eparquía de Minya.

El abuso de niñas y mujeres es más frecuente en las zonas rurales del Alto Egipto y en las comunidades pobres que en los centros urbanos. En un estudio realizado para la Estrategia Nacional de Lucha contra la Violencia contra las Mujeres en Egipto en 2015, el 47% de las encuestadas “indicaron que habían sido víctimas de violencia doméstica desde que tenían 15 años” y que su marido era el perpetrador.

La gente necesita “sentir la presencia de la iglesia en sus luchas diarias”.

Las iglesias coptas reconocen el problema del abuso contra mujeres y niñas. Aunque existen esfuerzos para crear conciencia y educar contra la violencia doméstica a través de la formación catequética y de fe para adultos, las leyes actuales y la posición de las iglesias sobre el divorcio son factores importantes que contribuyen a la incidencia de la conversión, dice el padre Nassif.

En Egipto, el estado asigna la regulación del matrimonio y el divorcio de cristianos a las iglesias, y de musulmanes a la ley islámica. No hay matrimonio civil para cristianos. Por eso, los cristianos que quieren casarse, divorciarse o volver a casarse deben recibir permiso de su iglesia de acuerdo con las reglas y condiciones dentro de su iglesia.

Pero, como la Iglesia ortodoxa copta sólo permite el divorcio en casos de adulterio comprobado, y la católica sólo la separación, algunas cristianas han tomado la disolución de sus matrimonios abusivos en sus propias manos convirtiéndose al islam. La conversión de una cristiana anula su matrimonio cristiano, ya que una musulmana no puede casarse con un hombre no musulmán de acuerdo con la ley islámica.

El número de mujeres que optan la conversión para escapar de situaciones abusivas ha aumentado en los últimos años, según líderes de la iglesia.

Cuando una cristiana huye en estas circunstancias, su familia busca la ayuda de la iglesia para encontrarla. Al menos un sacerdote en cada eparquía es responsable del seguimiento de los casos de conversión. El padre Nassif está encargado de esta tarea para su eparquía.

Aunque menos común, los hombres también se convierten al islam para obtener el divorcio. En esos casos, obtienen la custodia total de sus hijos menores, ahora considerados musulmanes por el estado, que se rige por la ley islámica.

Los estudiantes del Instituto de Educación Religiosa escuchan una homilía durante la Divina Liturgia antes de que comience la clase. (foto: Hanaa Habib)

Según el padre Nassif, un 70% de conversiones al islam son motivadas por el deseo de escapar del abuso conyugal o de uniones infelices y un 30% puede atribuirse a la convicción personal.

El presidente Al Sisi ha pedido una revisión de la ley de familia del país, incluyendo la relativa al estado civil de los cristianos, pero dicha legislación se ha estancado debido a las objeciones de las autoridades religiosas.

También ha habido ocasiones en las que las mujeres, convertidas al islam, intentan volver al cristianismo. La iglesia les ofrece hospitalidad en un hogar grupal patrocinado por la iglesia en un lugar no revelado y las acompaña hacia la reconciliación con su familia, dice el padre Nassif. El divorcio por conversión avergüenza a las familias cristianas y causa divisiones familiares. Su seguridad podría correr peligro si regresa con su familia sin reconciliación. Si no se puede lograr la reconciliación, la iglesia la ayudará a establecerse por su cuenta, explica el sacerdote.

El reverendo Ilia Shafik Saad-Allah, que hace un seguimiento de al menos un caso de conversión al mes para la eparquía ortodoxa copta en Minya, dice que las familias y sus pastores primero intentan persuadir a la cristiana a que ponga fin a su relación en línea con el musulmán, pero si persiste y huye, la policía local, ultimadamente, la localizará y la devolverá a las autoridades eclesiásticas, que facilitarán la reconciliación con su familia.

“El primer paso es ayudarla a sentirse aceptada y amada, incluso si no es amada en casa”, añade. “Porque todos estos casos necesitan amor, ya sea una esposa que no encuentra el amor de su marido o una hija que no se siente amada en casa. Si hubiera amor en el hogar, esos casos no sucederían”.

Después de organizar una asamblea especial para la iglesia en el Medio Oriente en el Vaticano en 2010, que reunió a obispos, pastores y religiosos comprometidos en el trabajo pastoral en la región, el Papa Benedicto XVI subrayó la necesidad de respetar la dignidad y la igualdad de las mujeres y de que la iglesia en el Medio Oriente resuelva mejor las “cuestiones matrimoniales” para evitar o limitar la conversión.

“En el caso de controversias jurídicas, que lamentablemente pueden oponer al hombre y a la mujer, especialmente en cuestiones de orden matrimonial, la voz de la mujer debe ser escuchada y tomada en consideración con respeto, al igual que la del hombre, para que cesen ciertas injusticias”, escribió en su exhortación apostólica “Ecclesia in Medio Oriente” (La Iglesia en Oriente Medio) en 2012.

“En este sentido, se ha de fomentar una aplicación más sana y justa del derecho de la iglesia”, continuó. “La justicia de la iglesia debe ser ejemplar en todos sus grados y en todos los campos de su competencia. Es absolutamente necesario velar para que los conflictos jurídicos relacionados con cuestiones matrimoniales no conduzcan a la apostasía”.

El obispo Kiroulos enfatiza la necesidad de diálogo dentro de la iglesia para discernir cómo hacer frente a estos desafíos contemporáneos.

“Esto se ha convertido en una realidad; si no interactuamos con eso, nos quedaremos atrás”, dice. “Necesitamos crear conciencia entre nosotros como líderes de la iglesia para responder a la pregunta: ¿hacia dónde vamos?”

Conexión CNEWA

Cuando la gente enfrenta persecución o discriminación, violencia o pobreza, la iglesia en el mundo responde. CNEWA apoya este tipo de iniciativas, siempre trabajando para, a través y con las iglesias orientales locales mientras trabajan para promover el bien común. En Egipto, CNEWA apoya programas de formación que profundizan la vida espiritual y forman líderes comunitarios; iniciativas que fomenten la seguridad y la reconciliación en el seno de las familias; dispensarios que brindan atención médica que salva vidas; y programas para atender a personas con necesidades especiales.

 

Para apoyar el trabajo de CNEWA en Egipto, llame al 1-866-322-4441 (Canadá) o al 1-800-442-6392 (Estados Unidos) o visite cnewa.org/es/haga-una-donacion/.

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Magdy Samaan, radicado en El Cairo, es corresponsal en Egipto del The Times of London. Su trabajo también ha sido publicado por CNN, el Daily Telegraph y Foreign Policy.

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