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Un Papa para las Periferias

Recordando al Papa Francisco y su legado

A los ocho meses de su elección, 13 de marzo 2013, el Papa Francisco expuso sus prioridades en su exhortación apostólica “Evangelii Gaudium” (“La alegría del Evangelio”), documento fundacional en el que pidió renovar la energía y el compromiso con la evangelización y la misión, vivir a diario y fervientemente el Evangelio mediante un testimonio coherente del amor de Dios por todos.

En los siguientes 12 años, hasta su fallecimiento el 21 de abril, Francisco llevó a cabo su visión cuestionando las interpretaciones sobre la vida cristiana.

Sus palabras —como “cultura del descarte”, “periferias” y “¿Quién soy yo para juzgar?”— y sus acciones, como la firma de documentos conjuntos con líderes musulmanes, a menudo conmovieron la conciencia de las culturas dominantes dentro de la iglesia y la sociedad.

Sus palabras… y sus acciones… a menudo conmovieron la conciencia de las culturas dominantes en la Iglesia y la sociedad.

Evangelii Gaudium” destacó su opción preferencial por los pobres, por quienes tienen pocos recursos y por quienes viven al margen de la sociedad, en las periferias, tanto materiales como existenciales. Esto incluye los enfermos, encarcelados, discapacitados, abandonados, huérfanos, discriminados y a quienes se les niega el acceso a los recursos que deberían estar disponibles para todos.

Entre los marginados, los migrantes y refugiados permanecieron especialmente presentes en el corazón y la mente del papa Francisco. Su primera visita exterior fue a Lampedusa, isla italiana frente a la costa de Túnez. Allí, se reunió con migrantes que desembarcaron en las costas europeas en busca de una vida mejor y agradeció a quienes los acogieron.

Su preocupación por los marginados en la Diócesis de Roma incluyó la instalación de duchas públicas y una clínica en el Vaticano para personas sin hogar, así como el lavado de pies a los reclusos de la prisión local cada Jueves Santo.

Su preocupación por periferias más lejanas incluyó visitas apostólicas a países que pontífices anteriores no habían visitado: Baréin, Irak, Mongolia, Myanmar, Macedonia del Norte, Sudán del Sur y Emiratos Árabes Unidos. En cada país, oró con las comunidades cristianas minoritarias y las animó en la práctica de su fe. En Irak, donde el autodenominado Estado Islámico diezmó a las comunidades cristianas y otras comunidades vulnerables, también se reunió con representantes de las comunidades religiosas dominantes.

Durante su visita a Emiratos Árabes Unidos en febrero 2019, el papa Francisco y el jeque Ahmad el-Tayeb, gran imán de al-Azhar, considerada la escuela teológica líder en el mundo musulmán sunita, firmaron el “Documento sobre la Fraternidad Humana para la Paz Mundial y la Convivencia Común”; que insta a “adoptar una cultura de diálogo”, “cooperación mutua” y “comprensión recíproca”. También condena la guerra y “todas aquellas prácticas que amenazan la vida, como el genocidio, actos de terrorismo, desplazamiento forzado, tráfico de órganos, aborto y eutanasia”.

Su testimonio de fraternidad y convivencia pacífica entre las personas de buena voluntad se plasma en su encíclica de casi 40.000 palabras, “Fratelli tutti, sobre la fraternidad y la amistad social”, publicada en octubre de 2022, que defiende la fraternidad y la amistad como medios para construir un mundo más justo y pacífico, donde se respeten la dignidad y los derechos de cada persona.

“Evangelii Gaudium” también expresó el compromiso de Francisco con el diálogo y la cooperación ecuménicos. Su metodología, descrita como “la lógica del encuentro personal”, resultó práctica, al optar por un ecumenismo de organización de base asentado en la oración, la presencia, los gestos, el testimonio común y la amistad, en lugar del diálogo académico y formal. 

En mayo 2014, viajó a Tierra Santa para reunirse con el Patriarca Ecuménico Bartolomé de Constantinopla, con motivo del 50 aniversario del histórico encuentro en Jerusalén entre sus predecesores, el Papa Pablo VI y el Patriarca Ecuménico Atenágoras. Emitieron una declaración conjunta en la que reafirmaron su compromiso de “seguir caminando juntos hacia la unidad por la que Cristo nuestro Señor oró al Padre”. El mundo observó a ambos líderes orar juntos en la iglesia del Santo Sepulcro y luego abrazarse, el inicio de su larga amistad.

“Quiero unir mis lágrimas a las suyas y decirles que no hay día en que no esté cerca de ustedes y no los lleve en mi corazón y en mis oraciones. Su dolor es mi dolor.”

Seis meses después, en la festividad de San Andrés, fundador y patrón tradicional de la Iglesia de Constantinopla, Francisco viajó al patriarcado ecuménico de Estambul para orar de nuevo con Bartolomé y emitir una segunda declaración conjunta reafirmando su compromiso de “promover la plena unidad de todos los cristianos”.

Dando testimonio del “ecumenismo de sangre”, Francisco añadió al Martirologio Romano el asesinato de 21 cristianos coptos por parte del Estado Islámico en una playa de Libia en 2015. Y declaró doctor de la iglesia a San Gregorio de Narek, místico, monje y poeta del siglo X de la Iglesia Apostólica Armenia.

Recibió a líderes de otras iglesias en su residencia de la Domus Sanctae Marthae; se reunió con ellos en un campo de refugiados en Lesbos (Grecia) para llamar la atención sobre la crisis humanitaria de los migrantes; y mantuvo conversaciones cumbre sobre Siria y Líbano con diversas autoridades religiosas y gubernamentales. Para fomentar el diálogo y promover la paz, plantó árboles en los Jardines del Vaticano, lo que culminó en junio 2024 con la plantación de un olivo junto a los embajadores de Israel y Palestina ante la Santa Sede.

El papa rezando solo en una vacía Plaza San Pedro.
El Papa Francisco rezó en una Plaza de San Pedro vacía durante la pandemia de COVID-19. Al frente: Se reunió con migrantes en un centro de detención en Lesbos, Grecia, en 2016. (foto: CNS photo/Vatican Media)

La sinodalidad —modelo de gobierno local y participativo común en iglesias orientales— fue tema recurrente en el pontificado de Francisco. Mencionada por primera vez en “Evangelii Gaudium”, adquirió mayor importancia en años posteriores. Con el anuncio en 2021 del Sínodo de Obispos sobre la sinodalidad, se inició un proceso eclesial de “caminar juntos”, y se celebraron consultas en cada diócesis y eparquía de la comunión católica de iglesias con los fieles de todos los niveles.

El papa Francisco entendió la sinodalidad como una vía para que el pueblo de Dios caminara unido en diálogo y discernimiento, y que asuma un papel más activo en la misión evangelizadora de la iglesia. También consideró una mayor sinodalidad como una vía para reconciliar las diferencias entre las iglesias católica y ortodoxa. Ya en 2017, en un mensaje al patriarca ecuménico Bartolomé, Francisco habló de la necesidad de examinar la sinodalidad en el contexto del “servicio a la comunión de la iglesia”.

Al dirigir sus textos y enseñanzas a todas las personas de buena voluntad, abordó algunos de los problemas globales más preocupantes de la actualidad, proporcionando un marco teológico para comprenderlos, incluyendo el estado de la creación en su emblemática encíclica social sobre el medio ambiente, “Laudato Si’, sobre el cuidado de la casa común”.

Sus pedidos por la paz en Etiopía, Gaza, Israel, Líbano, Ucrania y otros países fueron incesantes, y sus expresiones de solidaridad con quienes sufrieron las injusticias de la guerra fueron concretas y sentidas.

“Quiero unir mis lágrimas a las suyas”, dijo en un mensaje a los ucranianos nueve meses después del inicio de la guerra de Rusia contra Ucrania, “y decirles que no hay día en que no esté cerca de ustedes y no los lleve en mi corazón y en mis oraciones. Su dolor es mi dolor”.

Luego envió a su limosnero con suministros médicos y ambulancias a Ucrania al menos nueve veces.

Su expresión de cercanía a quienes sufrían fue personal y paternal. Desde el tercer día de la guerra entre Israel y Hamás hasta dos días antes de su muerte, llamaba todas las noches a la iglesia de la Sagrada Familia, la única parroquia católica de Gaza, para saber cómo estaban sus feligreses asediados.

“Fue una gran bendición poder hablar con él”, declaró la Hermana del Rosario, Nabila Saleh, a Catholic News Service en octubre de 2023. “Nos dio valor y el apoyo de la oración”.

Como obispo de Roma, el pontificado de Francisco podría verdaderamente resumirse como el del “pontifex maximus” —máximo constructor de puentes— recordando a todos que a través de Dios todos son bienvenidos en la iglesia: “Todos, todos, todos”.

Laura Ieraci es directora de la la revista ONE.

Barb Fraze es una periodista independiente especializada en asuntos internacionales y religión. Durante más de 35 años, se desempeñó como editora internacional de Catholic News Service.

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