Soliyana Samuel es una de los millones de jóvenes etíopes cuya educación se ha visto interrumpida debido al conflicto generalizado en las regiones del centro y norte del país.
“No hay escuela, no hay transporte, todo está cerrado. No terminaré mis estudios como estaba planeado”, dijo Samuel, una estudiante de la Universidad de Injibara, cuya graduación se ha retrasado al menos un año debido al cierre de las escuelas.
Mientras estaba en su casa en Gondar durante la suspensión de clases, Samuel se ofreció como voluntaria en un programa de capellanía de la universidad local, dirigido por los cistercienses.
“Dios es la única solución para dar paz a la gente”, dijo la hermana Weinitu Woldesenbet, directora de la escuela católica Beato Gebre-Michael en Bahir Dar, al sur de Gondar. Su congregación, las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl, también proporcionan alojamiento, comida y empleo a los estudiantes y sus familias en la ciudad.
En este video, escuche esta realidad descrita en persona por Samuel, la Hermana Weinitu y el obispo Lesanuchristos Matheos Semahun de Bahir Dar-Dessie. Luego, lea más sobre los esfuerzos de la iglesia para ofrecer soluciones en medio del conflicto en “Esperanza para un Futuro Pacífico” en la edición de marzo 2024 de la revista ONE en español.