El campamento de Dbayeh en el Líbano, a unas ocho millas al norte de Beirut, fue establecido oficialmente en 1956 por la Agencia de Obras Públicas y Socorro de las Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en el Cercano Oriente (UNRWA) para proporcionar una mejor atención a los refugiados palestinos cristianos que habían huido de sus hogares y pueblos en Galilea durante la guerra árabe-israelí en 1948. Hasta la intervención de la UNRWA, la Misión Pontificia, una iniciativa de la Santa Sede que fue puesta bajo la dirección y administración de CNEWA, había sido la principal fuente de ayuda para apoyar a las familias que habían encontrado refugio el cual fue ofrecido por los monjes maronitas que vivían en Dbayeh.
Como campamento, Dbayeh fue fundado como refugio temporal. Sin embargo, a medida que el conflicto árabe-israelí continuaba y los refugiados palestinos seguían sin poder regresar a su patria, el campamento se convirtió en una ciudad y un hogar por derecho propio, un lugar que ha albergado a generaciones de familias.
“La situación es muy difícil”, dijo la hermana Magdalena Smet, de las Hermanitas de Nazaret, que ha estado presente en el campamento de Dbayeh desde 1987.
“Son refugiados, sus hijos son refugiados y los hijos de sus hijos también son refugiados. No hay una luz delante de nosotros”, dijo.
En medio de la guerra actual, la educación de los niños se ha convertido en una preocupación y prioridad para las Hermanitas de Nazaret.
Antes de la escalada del conflicto entre Israel y Hezbolá, las hermanas coordinaban la educación de 150 niños palestinos. Sin embargo, debido a la guerra, su tiempo y sus recursos han sido necesitados para la ayuda de emergencia.
“No tenemos una escuela en este campamento. Había una escuela muy buena que fue destruida durante la guerra [de 1978]. [Esta escuela fue construida y financiada por CNEWA-Misión Pontificia.] Por lo tanto, necesitamos mucha ayuda para que nuestros niños vayan a la escuela. Esta es una preocupación enorme, enorme para las familias, pero también para nosotros porque son nuestros niños”.
Los niños palestinos en el campamento rara vez pueden asistir a la escuela pública, ya que se da prioridad a los niños libaneses y luego a los sirios, dijo la hermana Magda a la revista ONE. Como resultado, los niños palestinos deben recurrir a la educación privada, que es costosa, ya que significa alrededor de 2.500 dólares al año, dijo. CNEWA-Misión Pontificia proporciona ayuda para la matrícula de las familias en el campamento.
“Ir a la escuela es un derecho del niño. Es un derecho de los niños estudiar. Aquí, sin ayuda externa, tres cuartas partes de nuestros niños estarían en la calle o estarían trabajando, especialmente los niños palestinos”, dijo la hermana Magda.
Debido a que Dbayeh es un campamento mayoritariamente cristiano, CNEWA-Pontifical también ayuda a financiar los esfuerzos para la alimentación espiritual y la educación religiosa de los niños.

“Vimos a todos los niños que pasaban el tiempo por aquí. Pensamos que estos niños necesitaban recibir un poco de catequesis”, dijo la hermana Magda. “Necesitan estar preparados para su primera comunión. Y los niños necesitan jugar, estar en algún lugar. Misión Pontificia nos ayudó con algunos espacios para reunir a los niños y darles catequesis”.
Lea más sobre cómo es la vida en el campamento de Dbayeh en “Sin Salida” en la edición de diciembre 2024 de ONE en español, y escuche más de la hermana Magda en el último episodio de ONE: In Conversation, disponible sólo en inglés.Haga clic aquí para apoyar los esfuerzos de CNEWA para ayudar a los niños que son cuidados por sacerdotes, religiosos y hermanas, como la hermana Magda en Dbayeh.