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Cerrando la Brecha del Hambre

Hermanas en Etiopía cuidan de los niños necesitados

En Etiopía central, a 80 millas al noreste de Addis Abeba, la capital, se encuentra Debre Berhan, a una altitud de 9,318 pies sobre el nivel del mar, la ciudad más alta del continente. La antigua ciudad en la región norte de Amhara creció significativamente con el establecimiento de una fábrica de lana y mantas en 1960, y luego con la construcción del Parque Industrial Debre Berhan, un centro de procesamiento agrícola, en 2019.

A pesar del crecimiento, muchos de sus 154.000 residentes se enfrentan a la pobreza debido a varios factores: inflación, malas condiciones agrícolas, alto índice de desempleo, afluencia de desplazados internos por la guerra en la vecina región de Tigray (2020-2022) y el acceso inestable a la infraestructura de comunicaciones. El actual conflicto armado entre el gobierno etíope y la Fano, una milicia que dice representar al pueblo amhara, ha exacerbado estos desafíos.

Sin embargo, muchos residentes de Debre Berhan encuentran cierto alivio entre las Hermanas de la Divina Providencia para Niños Abandonados. Fundada por Mons. Francesco Torta en Piacenza, Italia, en 1921, esta pequeña congregación se dedica a servir a niños y familias vulnerables.

El impulso misionero de la congregación las llevó a Etiopía, a Mendida, en la región norte de Shewa, en 1971. Llegaron a Debre Berhan en 1972, y en 1988 fundaron la Escuela Divina Providencia, con sólo 48 alumnos y dos profesores. Hoy, hay más de 1.400 niños matriculados, desde kindergarten hasta octavo grado. Unos 3.500 estudiantes se han graduado desde la fundación de la escuela, y muchos pasaron a la escuela secundaria y a la educación superior.

La presencia de las hermanas en Debre Berhan ha sido transformadora. Además de brindar una excelente instrucción, la escuela ofrece a los estudiantes, de kindergarten hasta cuarto grado, un desayuno diario con pan recién horneado. El pan fresco reemplazó a las galletas empaquetadas en el 2006, cuando una benefactora donó un horno para la cocina de la escuela.

“Iniciamos el programa de alimentos cuando vimos que algunos estudiantes llegaban a la escuela sin haber desayunado”, dice la hermana Elfnesh Teklu, S.D.P., superiora de la comunidad. 

La escuela brinda ayuda adicional, como un almuerzo diario, a los niños más necesitados. Las hermanas también exoneran la matrícula de 80 estudiantes y brindan a 50 estudiantes todos los materiales de aprendizaje, así como uniformes, confeccionados en el taller de costura de la escuela. 

Etenesh Abebe, madre de dos, dice que las hermanas fueron un salvavidas después de la muerte de su esposo.

“Los estudiantes que antes estaban preocupados por su próxima comida ahora pueden concentrarse en sus estudios”.

“Me quedé sin nada. Mi hija Tsion lloraba de hambre”, recuerda. Las hermanas “me animaron y empezaron a prepararle el almuerzo a mi hija. Su amabilidad ha sido una bendición”. 

“El programa de alimentación me ha quitado un enorme peso de encima”, continúa. “Saber que Tsion recibe alimento y cuidados en la escuela me permite concentrarme en encontrar trabajo”. 

De los 110 estudiantes en el programa de almuerzo, 21 provienen de escuelas públicas cercanas.

“Cada inicio de año, el gobierno identifica a los estudiantes que no pueden pagar las comidas y los envía a la escuela [Divina Providencia], donde reciben comidas diarias”, dice Getnet Temtime, supervisor gubernamental de varias escuelas de la ciudad. 

Temtime dice que el rendimiento académico de estos 21 estudiantes “ha mejorado notablemente”.

“El gobierno había planeado proporcionar leche y pan a los estudiantes de las escuelas públicas, pero nunca se implementó debido a limitaciones presupuestarias y al conflicto en la región de Amhara”, añade. 

La Escuela Divina Providencia llena este vacío.

Ketema Kitaw, director de la Escuela Atse Zereyaqob en Debre Berhan, dice que el impacto del programa de alimentación es evidente y mesurable entre sus estudiantes que caminan hasta la Escuela Divina Providencia para almorzar.

“Los estudiantes que antes estaban preocupados por su próxima comida ahora pueden concentrarse en sus estudios”, afirma. “El programa de alimentación de la Escuela Divina Providencia ha cambiado eso, mejorando significativamente el rendimiento académico y el bienestar de los estudiantes”.

Pan fresco se hornea a diario en la cocina de la Escuela Divina Providencia como parte de un programa de alimentación. (foto: Petterik Wiggers)

Himanot Demelash dice que su hija, Nuhamin Aklate, que asiste al kindergarten en la escuela, ha estado notablemente más feliz y concentrada en aprender desde que comenzó el programa de alimentos.

Como principal sostén de su familia, Demelash dice que el programa de alimentos le ha brindado un alivio muy necesario. 

“Me cuesta alimentar a mi hija todos los días. Antes de que comenzara a asistir al programa de alimentación, me estresaba constantemente al prepararle la comida”, dice. 

Ella y su marido se mudaron de Gondar, en el norte de Amhara, a Debre Berhan hace ocho años, y el empleo inestable de su marido y el alto costo de la vida han sido una carga para la familia.

Dos hermanos, Endrias y Yeabkal Tsegaye, también asisten a la Escuela Divina Providencia. Su padre, Amare Tsegaye, dice que el programa de alimentación le ha dado “tranquilidad”. 

Él y su familia huyeron de la guerra en Tigray, donde trabajó como profesor. Al no poder encontrar un puesto de docente en Debre Berhan, aceptó un puesto mal remunerado como guardia de seguridad para mantener a su familia. Su esposa está desempleada y él es el único sustento. 

El programa de alimentación de la escuela no sólo nutre a los dos niños, afirma, sino que también los motiva en su aprendizaje.

Conexión CNEWA

El compromiso de CNEWA con los pobres y vulnerables en Etiopía se ejemplifica a través de su programa de alimentación, que proporciona alimentos nutritivos a más de 18.000 estudiantes, especialmente en las regiones del norte, desde mediados de febrero hasta junio, meses típicamente de escasez de alimentos debido al ciclo de siembra. Durante los últimos seis años, CNEWA ha apoyado el programa de alimentación de la Escuela Divina Providencia en Debre Berhan, que proporciona alimentos saludables a más de 100 estudiantes diariamente. “Nunca nos falta harina y otras cosas que necesitamos para producir comidas para el programa escolar”, dice la hermana Elfnesh Teklu, S.D.P., superiora de la comunidad.

Para ayudar a combatir el hambre infantil en Etiopía, llame al: 1-800-442-6392 (Estados Unidos) o 1-866-322-4441 (Canadá) o visite cnewa.org/es/haga-una-donacion.

Lea este artículo en nuestro formato de impresión digital aquí.

Hikma A. Abdulmejid es periodista independiente y profesora de periodismo y comunicaciones en la Universidad de Addis Abeba en Etiopía.

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